Mochos y rojos te
quieren formar,
Dicen que solo ellos
te saben amar,
Azules y amarillos te
quieren derrumbar
Los independientes te
van a defraudar.
Democracia vacía y
jodida te acompañan,
Los ricos como
tlatoanis se bañan,
Entre jade, jazmines, rosas y bellos telares,
Muestran la riqueza a
los que comen con malabares.
Patria, oh patria de
los pobres,
Patria mía de los
oprimidos,
Patria mía de los
hijos del maíz,
Patria mía de los
mariachis,
Patria de un sol que
no calienta,
De una luna que no
alumbra,
Patria de un mar
podrido,
Patria que deja al
justo en penumbra.
Deja sentir lluvia
sobre el cielo que renueve nuestra
esperanza,
Deja que nuestros
latidos calienten el sol y el corazón del desahuciado,
Que nuestras miradas
iluminen la luna y la ignorancia de tu
pueblo,
Que nuestro grito
haga cantar al mariachi y hablar al cobarde,
Que nuestra apatía se
ahogue en el mar de basura.
Que nuestros hijos
vivan con amor,
Que los “ninis”
tengan un pedazo de patria
Y no sean almas errantes que viven sin tesón.
Que en la poesía
crezca el amor a la patria,
Que en las escuelas
germinen revolucionarios e ideales,
Que sus hogares
prosperen con música,
Que el ritmo sea
hallado en el pulso y el latido de un corazón.
¡Canten ricos y pobres! ¡Hermánense con la muerte!
Que a todos nos ha de abrazar…
¡Canten pues
ilustrados e ignorantes al son del hambre!
Hagan pacto con la
vida que los reúne en el mismo tiempo y espacio,
Brinden cobardes y
valientes, que ha todos se les caerán los dientes.
Que los que van a
forjar patria vivan, vivan hermanos,
Que el amargo e
iracundo lector de esta llana poesía,
Pueda despertar de
este letargo eterno a mi patria,
Con
el sabor de tus besos.
Tus besos saben a
nueva vida,
Son como la lluvia
después de la sequía,
Tan profundos que
humedecen el alma,
Tan ardientes que
queman de pasión.
Tus besos son como un
carruaje que lleva a otro tiempo,
El tiempo, que no
mido por tener tus labios con los míos,
Son tan verdaderos
que la justicia les envidia,
Son tan reales que
materializan la pureza.
Tus besos saben a
victoria,
Y dan consuelo en la
derrota,
Tus besos saben a
misticismo,
Perdiéndome en el
abismo.
Tus besos son
esperanza en tiempos hastío,
Son luz en la
penumbra,
Sol entre las
nubladas tardes de agosto en Guadalajara,
Son calma a una boca
que te aclama.
Son el manjar que se
deleita,
Son tan míos… que los
quiero todos,
Son tan nuestros… que
no los comparto,
Son un sello de
eterna lealtad.
Profesor
Manuel Alejandro Ramírez Nava
Preparatoria
8
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